Entre finales de mayo e inicios de junio de este año, el equipo del proyecto de investigación Vejez Diversa realizó un viaje de divulgación de sus resultados preliminares a lo largo de diferentes territorios del país. Partiendo por el norte, en las regiones de Arica y Parinacota y Coquimbo, se siguió por la zona central en la Región Metropolitana, para finalizar el recorrido en la zona sur, en las regiones de Los Lagos y La Araucanía.

El principal objetivo de esta etapa del proyecto, Vejez Diversa Comparte, fue dar a conocer una primera aproximación de los resultados del proyecto Fondecyt Regular, que tuvo sus inicios en el año 2020 y ya se encuentra en la recta final. Emilie Raymond, investigadora responsable del proyecto señala que tal propósito fue impulsado por: “dar a conocer el contenido no solamente en términos de un público académico, sino aprovechar este primer momento para compartir en los distintos territorios donde fuimos a hacer trabajo de campo; tratando de dar la oportunidad a las personas mayores, a las personas colaboradoras de cada lugar, de venir no solo a escucharnos, sino a seguir un diálogo sobre la diversidad en la vejez”.

Junto al apoyo de diversas organizaciones comunitarias, universidades y entidades municipales, se organizaron 10 encuentros en los territorios mencionados. Si bien cada instancia fue distinta, todas comprendieron una primera parte de presentación de los resultados preliminares del proyecto, seguida por un espacio de diálogo y reflexión colectiva con las personas asistentes. En total, participaron alrededor de 230 personas mayores y 125 personas de otros tramos etarios, cuyas profesiones, militancias, ámbitos laborales, intereses investigativos, formativos, u otros, se relacionaban con las temáticas de la investigación, o bien, habían colaborado en el trabajo de terreno. De manera transversal, se hizo latente el desafío y la riqueza que conlleva la difusión de resultados en un público tan diverso, en un rango de tiempo acotado.

Sin duda, el eje central del diálogo giró en torno a la necesidad de cuestionar la homogeneización de las personas mayores, enfatizando en la idea de que “la vejez es más diversa de lo que siempre se piensa, eso es un tema del que hay que hablar, empezar a desestructurar ese edificio tan sólido en nuestra vida de lo que ‘es la vejez’, de lo que ‘son las personas mayores’” (Emilie Raymond). Lejos de concluir el diálogo sobre diversidad en la vejez con la reflexión sobre los cinco sectores de nuestro estudio (comunidad LGTB+, discapacidad, pueblos originarios, pueblo tribal afrodescendiente y migración), estos abren ventanas hacia una perspectiva más compleja que exige desarrollar nuevas perspectivas de análisis. 

Desde ese punto de partida, uno de los retos que emergió con fuerza fue el cómo transversalizar el enfoque de la diversidad en la vejez, haciendo dialogar los resultados de los distintos grupos abordados. En la misma línea, surge también la mención a otros ejes de diversidad que aún se encuentran poco tematizados y plantean nuevas líneas de trabajo futuro para el quehacer de Vejez Diversa.

Un elemento que se rescató especialmente de los diálogos fue que, en su mayor parte, estuvieron sustentados en las mismas experiencias de las personas que asistieron. La presentación de resultados, en ese sentido, actuó muchas veces como un gatillador importante para que pudieran compartir diferentes vivencias en relación con los temas. Entre ellos, uno que llamó especialmente la atención fue la discusión en torno a la diversidad sexual y de género en la vejez, temática que se posiciona de manera emergente en los debates actuales. A través de sus experiencias personales y familiares, distintas personas mayores comentaron cómo se han ido transformando sus visiones sobre el tema, formándose interesantes discusiones intergeneracionales en torno a la lucha actual por el reconocimiento y respeto de la comunidad LGTBQ+. 

Los diálogos en torno a la migración, por su parte, despertaron interés sobre todo en la zona norte, donde se hizo evidente la necesidad de contextualizar cada uno de los temas abordados en las especificidades socioculturales e históricas de cada territorio. Por otro lado, los debates en torno al tema de la discapacidad en la vejez enfatizaron en la importancia de cuestionar el enfoque paternalista y la infantilización que suele hacerse de este grupo.

Durante el transcurso del viaje y el desarrollo de los distintos encuentros, se fue dilucidando otro objetivo vinculado al devenir comunicacional del proyecto, y la importancia de apuntar a diferentes formatos y públicos. “Con Vejez Diversa Comparte abrimos espacios, generamos colaboraciones, empezamos a desplegar ese diálogo, pero va a ser importante agregar otras maneras”, menciona Emilie Raymond. Los comentarios y preguntas recibidas durante las presentaciones fueron indicando un camino reflexivo hacia cómo direccionar los contenidos y resultados para que su uso pueda contribuir a los cambios que se evidencian como necesarios para lograr un mayor respeto a la diversidad del envejecimiento y fomentar el pleno acceso de las distintas personas mayores a los espacios de participación social.

La experiencia relatada deja en evidencia, entonces, la importancia de diversificar los medios de divulgación de resultados, como una necesidad ética de la investigación social. Para Vejez Diversa, además de responder a un compromiso con las comunidades y personas con las que se trabaja, estas instancias han constituído espacios de diálogo que, sin duda, nutren aún más las perspectivas críticas y reflexivas del estudio. Como señala Emilie Raymond, “es importante hacerlo de forma temprana, antes que se hayan terminado los análisis,  porque el análisis es materia viva, es una materia que va a seguir evolucionando. Entonces lo que he escuchado, los puntos de interrogación en los ojos de las personas, sus comentarios, sus relatos, las historias que surgían van constituyendo partes fundamentales de nuestro trabajo y compromiso”.

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